A través del movimiento expresivo, del poder y la riqueza de la música (específica para trabajar distintas áreas del cuerpo, estado mental y emocional) y de la amplia gama de los ejercicios propuestos, la persona va integrando poco a poco áreas de sí misma que, al estar disociadas o separadas, crean malestar y enfermedad.
Su creador, el chileno Rolando Toro, define Biodanza como la danza de la vida, un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de modos de expresarnos y de vivir armoniosos y respetuosos con nosotros mismos y con los demás.
Biodanza supone una reconexión con la alegría, la autenticidad, la paz interior, la vitalidad, la fluidez, la creatividad...
Un grupo de Biodanza es una matriz de renacimiento, un espacio donde nos damos permiso para Ser.
Biodanza nos brinda la oportunidad de mejorar y potenciar la salud, la autoestima y la alegría de vivir. Es un camino de desarrollo personal por un lado y, por otro, simplemente una vía para disfrutar a través del movimiento del cuerpo, de la música y de la danza en un espacio de respeto, afecto y contención grupal.
Muchas de las personas que asisten a clases regulares de Biodanza durante varios meses (una sesión semanal) coinciden en el sentimiento y la percepción de que esta actividad está haciéndoles sentir más vitales, más espontáneos, más libres y, en definitiva, más felices.
Les espero de brazos abiertos para compartir esta bella y transformadora experiencia que nos ofrece Biodanza.
Laura Mayorga Molina
Facilitadora de Biodanza de la Escuela Al-Ándaluz de Málaga